Entrevistado: Christian Rincón, cofundador de La pájara pinta
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Entrevistadores: Estefanía Peña, Alejandra Olarte y Alejandro Sánchez junto con lxs integrantes del Semillero Hoja por hoja.
Fecha de entrevista: marzo de 2022
Hoja por hoja: ¿Cómo se originó la revista? ¿Quiénes la componen? ¿Cuál es su enfoque?
Christian: Hola, buenas tardes a todxs. Como para tramitar todas las preguntas, La pájara pinta nace comenzando la pandemia y surge como respuesta a, básicamente, un conjunto de publicaciones que se hicieron desde muchos lados y que nombraron la literatura contemporánea hasta los ochenta. Es decir que sólo lo publicable, lo publicado y lo reconocido eran poetas que habían nacido, como máximo, en el 88. Nosotros teníamos varios referentes como La raíz invertida, La trenza, etc. Pero cuando se hablaba de poesía contemporánea, los contemporáneos llegaban hasta los nacidos en los 80 y eso a nosotros nos parecía realmente injusto en muchos sentidos. Decidimos, entonces, fundar La pájara pinta, un grupo no grupo, que pretendía ser más o menos una máquina de deseo y ya. No esperábamos publicar, no esperábamos hacer mucho, pero los mismos poetas empezaron a pedir espacio. Sentíamos que había una necesidad de organización y entre tanta diseminación empezamos a entender que, tal vez, las publicaciones funcionaran como una articulación de todo lo que estaba sucediendo.
Nos interesaba todo lo que se estuviera creando actualmente y con esto nos referíamos a actualmente. No nos importaban la edad, la ubicación o las trayectorias. La pájara pinta nace con esa intención, nosotros sólo hacíamos contenido sobre poesía actual y vimos que había una respuesta muy grande ante eso, muy positiva; luego decidimos lanzar un libro a ver qué tal. Abrimos una convocatoria y de eso salió un libro llamado Doméstico, de la poeta Laura Garzón. y nosotros dijimos, cuando leímos el poemario, ¿quién conoce a Laura y por qué? Todos estaban tan aislados que cuando pensábamos en la lógica de publicación, nos preguntábamos quién compraría la publicación. De pronto a la familia y se acabó. Pero uno no publica porque tiene muchos amigos, sino precisamente para hacer muchos amigos; eso fue muy bonito porque entendimos que hay unas apuestas editoriales que no pasan por vender libros sino por fabricar acontecimientos. Nosotros decidimos irnos por esa línea, de fabricar situaciones ofensivas, sensibles, cualquier cosa que se nos fuera ocurriendo en el camino. Hay gente que piensa que éramos revista porque publicamos poetas emergentes y promocionamos amigos y colectivos; pero también piensan que somos editorial porque, claro, tenemos un libro; pero también piensan que somos un colectivo y que es gente que se reúne a hacer cosas supremamente positivas y, a veces, también nos gusta sabotear cosas. Esa falta de definición nos ha ayudado a hacer mucho, incluso nos llamaban de El Espectador preguntándonos "¿ustedes son una red de agentes literarios?" y nosotros "bueno, sí". Esto nos servía para crear muchos contactos, por necesidad, por gusto, por de todo.
Hoja por hoja: ¿Cuál ha sido la experiencia más relevante del proceso de creación de la revista y de la integración de contenido?
Christian: Yo creo que la decisión de pensarnos los eventos de poesía de otra manera; y no es que no se hubiera hecho antes, sino que no era con ese enfoque, es decir la gente a nuestro alrededor pensaba el recital de poesía como lectura y lo que sigue después que es lo divertido. ¿Pero qué pasa si lo divertido está primero y segundo y tercero y si la lectura también es divertida? Entonces decidimos aventurarnos a hacer algo que se llama el Pájara Fest que es, básicamente, una fiesta con poesía en medio y pensamos que iba a ser en esencia fiesta y un ratico de lectura y ya. Pero resulta que llegó a ser una plataforma, un espacio realmente que permitía conectar, que la gente se conociera. Y decidimos invitar editoriales, que las editoriales llevaran libros un rato y todo así tan armónico. Pero la gente se empezaba a conocer, es decir que nosotros éramos como el Tinder de la poesía, éramos, fuimos, no sé (risas), y eso nos gustaba un montón. Decidimos entablar un diálogo que creíamos roto y era solo con editoriales antiguas, antiguas entre comillas, con recorrido. En esos encuentros fue con gente nueva que estuviera publicando y por eso dichos encuentros se basaban en la organización misma del espacio. Fue como entrar en el espacio, entrar en presencialidad, ponernos a conectar cosas con cosas, y ese espacio de fiesta resultó ser un espacio muy productivo para muchos y nos fascina que pasen esas cosas.
Hoja por hoja: A partir de lo que nos cuentas ¿qué ha sido lo más complicado de llevar a cabo con este proyecto?
Christian: Tolerarnos, pero en un sentido muy práctico y es que no tenemos a veces la misma visión estética o no queremos hacer las mismas cosas, entonces no siempre nos interesa el consenso; llegamos a consensos, eso sí, pero más bien hacemos que todos se sientan satisfechos dentro de La pájara. Entonces no se trata de ceder cosas sino de transformarlas. Yo quería hacer una fiesta y me decían, "es que en las fiestas no se venden libros, se venden tragos". Los terminé convenciendo y así tenemos ideas que a veces no nos gustan a todos, pero uno entiende que está con otro; y eso es trabajar con otro, es hacer cosas que uno no quiere pero que en el fondo sabe que se necesitan. Por eso no lo tomamos tanto como un trabajo sino como una labor de flexibilizar muchas cosas en las maneras cómo se publica. Incluso porque cuando hicimos el libro no teníamos tanta plata para tapa dura; hicimos un aproximado y dijimos "bueno, si Laura tiene tantos tíos y tantos primos, es posible que recuperamos la inversión". Y resultó que la familia no le compró tanto como esperábamos, sino toda la gente que iba a las fiestas. Entonces en menos de dos semanas y media vendimos doscientos ejemplares y eso nos sorprendió muchísimo.
Hoja por hoja: ¿Hicieron una fiesta para el lanzamiento?
Christian: Sí, hubo tres lanzamientos, uno que era té con la autora, otro que era muy tradicional en librería, presentación de un autor importante, y el de la fiesta que era un stand sólo montado con esos libros.
Hoja por hoja: ¿Qué perspectiva tienen ustedes del movimiento de poesía no sólo en Bogotá sino también a nivel nacional? y ¿Qué propuesta tienen ustedes frente a este movimiento?
Christian: Pues a nosotros nos parece que siempre están pasando cosas, pero descubrimos que se organizan voluntaria e involuntariamente en grupos o espacios. Grupos de publicación que son colectivos, gente que hace cosas desde ahí y se hacen visibles ciertos rostros, etc. Hay otras formas, lo que podríamos llamar los círculos, lo que históricamente se llama rosca, pero las roscas tienen un centro vacío y esa lógica funciona para entender que no hay nada en ella. Si no hay nada en una, hay muchas cosas por hacer en ese sentido y había muchos grupos. Nosotros reconocíamos grupos en Medellín, como tres, cuatro caras visibles jóvenes y pensamos "¿A partir de qué se articulan? ¿Publican en la misma editorial? ¿Van a las mismas fiestas? ¿Qué hacen?". Es empezar a descubrir que hay un carácter festivo en la poesía, no era como "vamos a ir a escuchar a Federico Díaz Granados", sino que se empezaban a encontrar en espacios que también se estaban creando, en librerías nuevas. Así, si uno mira, por ejemplo, registros de la Cámara del libro a día de hoy, descubre que en pandemia se crearon muchísimas editoriales independientes versus los cierres que tienen las tradicionales. Eso es un síntoma de muchísimas cosas y una de ellas es que la gente se quiere conectar, pero no por las partes comunes; entonces los colectivos han sido un detonante muy muy fuerte; sobre todo las librerías, las editoriales, los espacios. Los bares se han transformado y dicen "bueno, vamos a hacer eventos de poesía en vez de conciertos"; reúnen gente que baila y consume también, pero después a escuchar poesía, es un cambio de enfoque desde lo comercial, incluso.
Hoja por hoja: ¿Crees que colectivos como el tuyo han propiciado que se abran más espacios? Que propician un poco de activismo y que mueven las cosas para que la gente en las librerías se empiece a pellizcar y decir ¿nosotros qué estamos haciendo? En ese pensar sobre la poesía y hacer los contactos, también otros se empiezan a movilizar.
Christian: Sí, lo curioso es que leíamos que esos grupos organizados tenían enfoques muy claros y estilos muy claros y si uno es autor de 20 años o quiere publicar algo, descubre primero que uno tiene un estilo afín a algo contemporáneo y uno descubre quién lo puede leer. Satanizaron lo comercial, pero hay que intervenirlo y preguntarse ¿dónde voy a publicar? Nosotros no fuimos pioneros, pero sí nos propusimos ser una red, ser un punto de la red. Lo que hicimos fue hacer una red de editoriales independientes en las que si ellos se movían decían, "hay una feria en Chocó o hay una serie de eventos este mes". Por todo el grupo empezábamos buscando ilustradores, "¿alguien tiene en el catálogo cuáles son los impresores más baratos o cuáles son los espacios que no cobran para hacer fiestas?" Así empezamos a repartir todo esto a lo largo del país, como en tres ciudades, y ahí en eso uno descubre que la gente está haciendo muchas cosas y no sólo los que proponen sino los que van a los sitios son los que alimentan eso. Es conocer por dónde se conectan las cosas, uno puede hacerlo estableciendo contactos, y está bien, o uno puede hacer que esos contactos generen más contactos, que es el efecto de la red y eso es muy nutritivo.
Hoja por hoja: Es importante conocer las redes de apoyo precisamente en la poesía porque a veces se asume que el escritor está solo. Siguiendo esta línea ¿la Pájara pinta ha dirigido algún taller de escritura o proyectos de creación escrita?
Christian: Sí, nosotros lo hicimos. Vimos que no podíamos invertir tanto en fiesta porque sí devuelve, pero necesitábamos hacer más cosas. Hicimos tres talleres, uno sobre sexualidad y narrativas, otro sobre objetos y espacios y otro sobre animales. Esos tres talleres tenían ese enfoque de escritura creativa. Yo no sé por qué, pero eso era como una parte del financiamiento, pero era también una forma de pensar la cadena del libro. A nosotros nos gustaba mucho este texto Ulises Carrión con el que entendíamos que el escritor no hace textos, hace libros; es decir que se tiene que ocupar de toda la cadena del libro y que todos como editores también tenemos que ser, de cierta manera, escritores y es lo que uno llama todear, pero en realidad uno está interviniendo la cadena del libro full. Y uno como autor colombiano que no es amigo de Juan Manuel Roca tiene que empezar a descubrir que uno se autopublica o, en efecto, como pasó con muchos de la generación de los noventa, crea su propia editorial para publicar a los amigos. Es así de simple,
Hoja por hoja: ¿Crees que esas posibilidades de compartir con otros escritores que están comenzando define la esencia de La pájara pinta?
Christian: Fíjate que el nombre mismo de La pájara nosotros lo tomamos de la novela de Alba Lucía Ángel, Estaba la pájara pinta sentada en su verde limón. Pero también de la canción infantil La pájara pinta. Todo tiene su efecto, todo es desencadenante, pero el pájaro venía muchísimo antes, por un pajarito que los mineros cogían, un canario y lo mandaban al fondo de la mina y si este no volvía, había gases venenosos y no excavan y si volvía vivo era una señal de que podían seguir excavando. El pájaro es una señal de muerte, pero, al final, como la literatura, es pura enunciación, puro sacrificio, puro restar sangre, puro intercambio de vida y puro conocer lo oscuro a través de algo, de otro animal, de otro cuerpo. Entonces a nosotros nos interesaba excavar en lugares envenenados y desenvenenarlos con la muerte de un animal; suena como a que sacrificáramos cosas, sacrificamos tiempo, pero siempre hay un sacrificio, hay un intercambio de cosas.
Hoja por hoja: Para finalizar nos gustaría saber, ¿qué proyectos tienen a futuro? ¿Qué planean hacer a nivel literario en la editorial este año, por ejemplo?
Christian: Nos gusta pensar estos fenómenos editoriales que planeamos siempre como este verso de Vallejo de "alzo el cuello no porque nieva sino para que nieve" y es un poco así: queremos que sea todo un golpe de suerte, ojalá del panorama actual.
Hoja por hoja: Ese libro es una antología que ustedes ya habían preparado ¿cierto? Yo recuerdo que había una antología de poesía contemporánea.
Christian: Es que nosotros queríamos hacer una antología de poetas jóvenes, salió enorme, salió re-bonita y fue nuestra entrada en sociedad y ya vamos para casi dos años de eso. Pero, pues, claro, nosotros teníamos la idea de traer autores invitados, había gente muy muy top, pero dijimos "ahora vamos con sólo poesía impresa, ya que vimos que las fiestas nos publican pues vamos a publicar la antología y va a ser una cosa bonita, sin tutores ni nadie que nos promocione".
Hoja por hoja: Muchas gracias, Christian.
Nota: Christian Rincón ya no forma parte del grupo de trabajo de La pájara pinta. Sin embargo, la entrevista da cuenta del proceso de creación y consolidación de La Pájara como espacio cultural y literario colectivo; por ello, la entrevista es material relevante para el público interesado.